Hace cinco años que estoy escribiendo un libro.
No todos los días.
No de corrido.
Pero sí desde las entrañas.
Lo empecé cuando todo se me rompía.
Y en vez de salir corriendo, me quedé a mirar el fuego.
Ese fuego que no hace ruido,
que no se ve desde afuera,
pero te consume por dentro.
Todo arde en silencio no es una frase linda.
Es una verdad.
Es lo que me pasó y lo que todavía me pasa.
Es lo que nunca dije, lo que escribí llorando,
lo que pensé en medio de una crisis,
lo que entendí mirando el cielo.
No sé bien si es un libro o una cicatriz encuadernada.
Lo que sí sé es que ahí está mi historia.
Y no para contarla porque sí.
Sino porque cuando una se anima a nombrar lo que arde,
algo se transforma.
Estoy por soltarlo al mundo.
Y si querés estar ahí cuando eso pase,
dejame tu nombre, tu mail, tu deseo.
Porque Todo arde en silencio,
pero a veces ese fuego encuentra palabras.